“Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré.” Lamentaciones 3:24. 

Jeremías, un profeta que supo sobrevivir a tiempos de frialdad y corrupción en Israel, tenía muy pocas cosas materiales a las que aferrarse. Los negocios y el trabajo eran totalmente inestables. Solo el que obedecía a Dios tenía la seguridad de permanecer. El profeta menciona en este pasaje que Dios era “su porción” y con eso le bastaba. 

La palabra “porción” en hebreo es kjélec y significa “herencia, campo, galardón, hacienda, parte”. Desde un principio Josué había asignado los territorios a las diferentes tribus de Israel, pero luego ellos debían distribuir esos territorios a las distintas familias de esas tribus. El terreno asignado era posesión perpetua de la familia. 

Dios había dicho que la tierra era suya y la daba a quien quería (Ex. 19:5; Lv. 25:23). Por lo tanto, los integrantes de cada familia debían estar agradecidos por lo que les había tocado, trabajar esa tierra y hacerla fructífera. No había lugar para las quejas o codiciar otros lugares que parecían más verdes. Además, las tierras podían perderse bajo los asedios de las naciones enemigas, pero nunca se perdería la misericordia y fidelidad de Dios. Por eso Jeremías podía decir: “Mi porción es Jehová”. ¡El Señor era todo para él! 

Todos los que eligieron a Dios antes que a sus bendiciones han dicho lo mismo. David en el Salmo 16:5: “Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; Tú sustentas mi suerte.” Asaf en el Salmo 73:26: “Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.” Esdras en el Salmo 119:57: “Mi porción es Jehová; he dicho que guardaré tus palabras.” ¿Y qué dices tú? 

Piensa en todo lo que tienes, no en lo que te falta. Piensa que Dios te ha dado las fuerzas para trabajar, la sabiduría para hacer negocios y la prudencia para saber administrar. Él ha estado presente en cada momento de tu vida. Todo lo que tienes es de Dios y merece que le agradezcas diariamente sus bendiciones. Que hoy podamos decir: “¡Él Señor es mi porción, en Él esperaré!”

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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