“Todo lo hizo hermoso en su tiempo…” Eclesiastés 3:11a.

El Señor es un Dios de orden. Él no empieza una construcción por el techo. Cuando creó los cielos y la tierra, primero hizo el mar para después crear los peces; la hierba verde para luego crear los animales. Y al final, como sello de su creación hizo al hombre. ¿Te imaginas si hubiera hecho al ser humano antes que la luz, o antes que los vegetales con los que podría alimentarse? Sí, Dios sabe cómo funcionan todas las cosas y su orden es esencial para la vida.

El plan y diseño de Dios original era perfecto y hermoso, es decir, agradable a la vista, bellamente adornado, sin imperfecciones. Dios mismo vio todo lo creado y dijo que era bueno. Pero, ¿qué pasó con todo eso? Bueno, todo ha sido alterado por causa del pecado. Sin embargo, Dios trazó un plan de redención para recuperar todas las cosas. ¿Cuándo? A su debido tiempo.

Dios hace las cosas en orden, y en “su tiempo”. La palabra se refiere a tiempo específico. Es el “ahora” de Dios. Es el momento exacto en que se cumple su plan. Ni un segundo antes ni después. Por eso es “su” tiempo, no el nuestro.

Recuerdo cuando era niño (sí, puedes decir, “uuuh…”) mi mamá me enseñó a hacer mi primera torta (cake). Seguí cada paso con cuidado y después puse el cake en el horno. Estaba tan ansioso por el ver cómo iba todo, que abría a cada rato la puerta del horno. Lamentablemente, por mi ansiedad, el cake quedó apelmazado. Debía aprender a esperar el tiempo justo.

Dios está trabajando en ti y en tu entorno. Hay planes que trazó para ti que están en “su horno”, cocinándose, y si intentas apresurarlos los vas a malograr. No desesperes, ni te rindas. Escucha lo que el Señor tiene que decirte cada vez que le preguntes: “¿Ya está listo? ¿Falta mucho?”

Si puedes esperar el tiempo de Dios para el cumplimiento de todo lo que esperas en Él, verás que te sorprenderá.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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