“Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.” Jeremías 15:19.

Las apariencias engañan… o matan. Lo que parece atractivo puede ser una trampa mortal. No estoy describiendo la trama de una película, sino la vida real. Hay cosas que parecen muy buenas, pero están llenas de veneno.

No hace mucho tiempo, tenía una enredadera que parecía decorar la valla que separa nuestra casa de la casa del vecino. Pero empecé a notar que se estaba extendiendo a lugares del terreno que no quería, entonces tomé la decisión de cortarla. A las pocas horas mis brazos estaban cubiertos con un sarpullido muy doloroso que necesito atención médica porque había estado en contacto con una hiedra venenosa. Después de esto, compré un producto que mata a esta planta y con unos guantes especiales procedí a rociar el líquido cuidando que no cayera en las plantas buenas. Tenía que “entresacar” lo malo sin arruinar lo bueno.

Dios le dijo a Jeremías que para poder hablar de parte de Él debía “entresacar” lo precioso de lo vil. La palabra hebrea para entresacar es yatsá que literalmente significa “ir afuera o traer algo afuera”. La idea es quitar los residuos que pueden haber quedado en nuestra mente después de tener algunas conversaciones intencionales o no.

Muchas conversaciones con personas que nos rodean están cargadas de expresiones difamatorias, de doble sentido, de chismes, de burlas y desprecios. Puede ser que no intervengamos en ellas, pero al final del día parece que algunas ramitas venenosas se prendieron a nuestra mente, y si dejamos que se desarrollen, terminarán atrapándonos.

Habrá conversaciones en las que estaremos obligados a dar una respuesta. Si deseamos cuidar nuestra mente de comentarios tóxicos, deberemos trazar un límite. Siempre tendremos la libertad de participar o no de aquello que no nos edifica. El Señor le dijo a Jeremías: “Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos”. Este principio aplica para todo hijo de Dios.

El mundo clama por cristianos íntegros que le muestren el camino a Jesús a aquellos que no le conocen. Si tú estás comprometido con la verdad divina, debes manifestarla diariamente a través de tu vida.

Evalúa tu mente. ¿Todavía queda alguna ramita venenosa? Despójate de ella, somete tus pensamientos al Espíritu Santo y tus palabras serán santificadas.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Libro de devocionales «Tiempos de Refrigerio»
Adquiera el libro en Amazon

compartir por messenger
compartir por Whatsapp