«NECESITAMOS VIDA DEL ESPÍRITU»

Juan 6: 63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.

La vida del espíritu es lo que podrá fortalecernos ante cualquier circunstancia, pero lastimosamente hoy en día es lo  que menos buscamos.

Las tendencias actuales de esta sociedad, todo lo que podemos consumir por internet, lo que vemos y escuchamos de otras personas hace que suplantemos la comunión con Dios, dejando la vida del Espíritu a un segundo plano.

Incluso, algunas personas no han dejado la comunión con Dios a un segundo plano, sino que sencillamente lo han olvidado por completo, satisfaciendo sus necesidades espirituales a la sombra de terceros.

Cuando hablo de la vida del Espíritu, es aquella que debemos buscar cada día, para que podamos encontrar la vida. Esta ha sido derramada en nuestros corazones, y el espíritu santo el que puede guiarnos a toda verdad.

Reconocer a Dios es entender que cuanta más conexión tenemos con el, más poder tendremos en destruir las asechanzas del enemigo que atacan constantemente nuestra mente y nuestro espíritu.

¿Qué sucede cuando no fortalezco mi espíritu?

Cuando no fortalecemos nuestro espíritu, quedamos a expuestos a las artimañas de las tinieblas en nuestras vidas. Es decir, somos más propensos a sufrir males emocionales en nuestras vidas, porque no estamos cimentando nuestro espíritu en Cristo Jesús.

Por ejemplo, a veces vemos personas llenas de ansiedad, de miedos, de depresión, pero cuando buscamos la raíz, son vidas escasas de oración que han decidido optar por consumir solo ciencia, sin acudir al maestro por excelencia.

Cuando uno fortalece su vida en Dios, no está garantizando una vida libre de males, porque las tormentas acontecerán a todos, solo está garantizando que pase lo que pase, te mantendrás firme, porque has puesto tu esperanza en Cristo Jesús.

La biblia dice en Hebreos 12: 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

Si analizamos bien este versículo, podremos ver la grandeza de lo que es poner los ojos en Jesús, que es el autor y consumador de nuestra fe. Es saber que nuestra vida nace de la comunión que tenemos con él y para él.

En ocasiones vivimos procesos difíciles, y no consultamos al padre, no oramos, no buscamos sanar con la comunión con el Señor, entonces debemos preguntarnos, ¿por qué nuestro espíritu desfallece tanto?, y seguramente la respuesta será por la poca comunión que tenemos con el Señor.

Una vez has fortalecido la vida del espíritu, sabrás que nada de lo que te acontece es el final, pues solo es una prueba donde estas aprobando tu fe.

Incluso, los sentimientos de miedo, ansiedad, frustración van desapareciendo, porque el espíritu trae sobre tu VIDA y te lleva a caminar en nuevas dimensiones. Solo debes creer y decidirte a alimentar la vida del Espíritu.

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