“Diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.” Lucas 22:42-43.

La oración de Jesús en Getsemaní evidencia su total humanidad. Nadie puede pensar que Él no era semejante a nosotros después de leer este pasaje. El Señor sabía lo que se avecinaba y le pidió al Padre que lo librara de esa copa de sufrimiento. Nadie en su sano juicio quiere pasar por tanto sufrimiento, desprecios, burlas, injusticia y maldad.

La expresión “pasa de mí esta copa”, creo que la oramos casi todos los días con otras palabras; pero la segunda parte de la oración de Jesús, “no se haga mi voluntad sino la tuya”, esa sí que no nos resulta tan fácil pronunciar…

Jesús podía expresarle al Padre sus sentimientos y anhelos, pero nunca demandarle el cumplimiento de sus deseos personales. En su boca no existía el “cancelo esta copa”, “decreto que esto no va a suceder” o “paro ahora de sufrir”. Nada de eso. Él sabía que debía que pasar por el sufrimiento de la cruz para después recibir la gloria de la resurrección. Sin copa no había corona.

De pronto… ¡se le apareció un ángel! Wow… ahora sí llegó la liberación celestial que tanto necesitaba Jesús. Que se preparen los soldados romanos y los hipócritas religiosos. Ahora verán lo que les espera… Pero no, el ángel no vino para librarlo, sino para “fortalecerlo”.

La palabra fortalecer en griego es enisjúo que significa “vigorizar, dar fuerza, empoderar, valerse, dar potencia, prevalecer”. Jesús fue capacitado con poder extraordinario para ir a la cruz y cumplir con todo lo que estaba escrito.

¡Qué lección impactante para nosotros! Si Jesús no estuvo exento de pasar por sufrimientos, ¿por qué pensamos que nosotros sí? Definitivamente pasaremos por momentos difíciles aunque nuestro deseo sea “pasar de nosotros la copa”. Sin embargo, siempre habrá ayuda sobrenatural. El mismo Señor que venció la muerte promete estar con nosotros en todo tiempo y ayudarnos a pasar las pruebas.

¿Estás atravesando un tiempo difícil? ¿Has orado y la liberación no llega? Quiero recordarte una promesa de Dios para ti hoy: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán… Porque yo Jehová, Dios tuyo, soy tu Salvador” (Isaías 43:2-3).

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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