“Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?” Salmo 139:5,7.

David sabía que Dios es Omnipresente, que está en todo lugar. En este salmo hace una descripción maravillosa de este atributo divino contándonos algunos detalles que a veces pasamos por alto. Por favor, toma un minuto y lee todo el salmo.

David dice que si él pudiera subir al cielo, allí estaría Dios, y si fuera a las profundidades más bajas de la tierra, también se encontraría con Él. Si pudiera volar como un ave e irse al extremo del mar, Dios lo estaría esperando (¿No leyó Jonás este salmo?).

¿Y si me encuentra la noche en un lugar peligroso? “Si dijera: Ciertamente las tinieblas me encubrirán,

aun la noche resplandecerá alrededor de mí” (v. 11). ¡Wow! La presencia de Dios es luz que rompe la oscuridad.

¿Se le habrá pasado por alto a Dios algún detalle de tu cuerpo cuando estabas en la matriz de tu madre? Tampoco. Dios estaba allí, entretejiéndote, formándote, y atento a cada detalle. “Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” (v. 16).

¿Estás preocupado por tu sueño? ¿Crees que Dios se ha olvidado de ti alguna noche? David dice que no. “Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo” (v. 18). La presencia del Señor está a nuestro lado cuando nos acostamos, y cuando despertamos, sigue allí.

¿Acaso Dios se tomará algún recreo de tu día para olvidarse de ti? Jamás. Si estás tomado de su mano, hoy cumplirá su propósito que ha escrito para ti. Será diferente nuestro día si tomamos conciencia en cada minuto que Dios está a nuestro lado permanentemente. Observa la última frase de este salmo, que creo que debe ser la primera de nuestras mañanas: “Guíame en el camino eterno” (v. 24).

Si Cristo es nuestro Salvador y Señor, y andamos en obediencia delante de Él, deberíamos experimentar paz al saber que Él está a nuestro lado siempre. Su presencia continua también es un gran consuelo. Nunca atravesaremos solos los desafíos o las pruebas pues tenemos plena confianza de que Él siempre nos ayuda, protege y guía.

“Tu presencia me envuelve por completo; tu mano reposa sobre mí” (v.5). ¡Gracias Señor!

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Libro de devocionales «Tiempos de Refrigerio»
Adquiera el libro en Amazon

compartir por messenger
compartir por Whatsapp