El uso que Jesús hace de las parábolas

34 Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba; 35 para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo:

Abriré en parábolas mi boca;

Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo.

Jesús explica la parábola de la cizaña

36 Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. 37 Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. 38 El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. 39 El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. 40 De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. 41 Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. 43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.

✨ Reflexión: La cosecha final (Mateo 13:36–43)

Jesús explicó a sus discípulos la parábola de la cizaña. El campo es el mundo, y en él crecen juntos los hijos del Reino y los hijos del maligno. Ambos crecen, pero no para siempre. Vendrá un día en que el Hijo del Hombre enviará a sus ángeles a separar lo verdadero de lo falso, lo justo de lo impío.

Esta enseñanza nos recuerda que no todo lo que parece bueno lo es, y que el juicio final no será por apariencia, sino por fruto. Dios es paciente, pero también justo. Y en ese día, los justos resplandecerán como el sol en el Reino del Padre.

Por eso, hoy es tiempo de examinar nuestro corazón, de asegurarnos de estar sembrando y viviendo como hijos del Reino. Porque lo que hoy cultivamos, mañana se recogerá.

¡Dios te bendiga!

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