Jesús enseña sobre el divorcio

19 Aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras, se alejó de Galilea, y fue a las regiones de Judea al otro lado del Jordán. Y le siguieron grandes multitudes, y los sanó allí.

Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre. Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.

10 Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse. 11 Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. 12 Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.

Jesús bendice a los niños

13 Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron. 14 Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos. 15 Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí.

Reflexión: El plan de Dios para el amor y la inocencia (Mateo 19:1–15)

En este pasaje, Jesús recuerda que el matrimonio es un plan sagrado diseñado por Dios: varón y mujer unidos en una sola carne, para siempre. Los fariseos querían justificar el divorcio con argumentos legales, pero Jesús los llevó al principio: la verdadera unión nace del amor y la voluntad de Dios, no de la dureza del corazón. Por eso advierte que romper esa unión es quebrantar un diseño divino, salvo en casos de infidelidad.

Jesús también reconoce que no todos están llamados al matrimonio y que algunos eligen renunciar a él por el Reino. En cualquier vocación, lo importante es vivir con fidelidad al plan de Dios.

Y finalmente, Jesús nos muestra su amor por los más pequeños. Mientras otros los despreciaban, Él los bendijo, recordándonos que el Reino pertenece a quienes tienen un corazón humilde y confiado, como un niño. Vivir como hijos, confiados en el Padre, nos acerca más a su Reino.

¡Dios te bendiga!

compartir por messenger
compartir por Whatsapp