Señor amado, al cerrar mis ojos esta noche, deposito todo en tus manos. Las preocupaciones que me agobiaron, los temores que me hicieron dudar y las heridas que aún duelen, te las entrego. Dame descanso en cuerpo y alma. Que tu paz me cubra y tu presencia me abrace. Si mañana despierto, que sea con fuerzas renovadas y con el corazón dispuesto a seguir tu voluntad. Te amo, Señor, y confío en Ti. Amén.

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