“Dije: Enfermedad mía es esta; traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo. Me acordaré de las obras de Jehová; sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas. Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos”. Salmo 77:11-12.

Cuando atravesamos tiempos difíciles y no vemos la salida, podemos comenzar a desesperarnos. Le pasó al salmista Asaf, un hombre de Dios acostumbrado a estar en Su presencia dirigiendo la alabanza y la adoración del pueblo. Pero también era humano, y se encontraba en “angustia” (v. 2), su espíritu “desmayaba” (v. 3), estaba “quebrantado” y sin saber qué decir (v. 4).

Cuando en las noches no podía conciliar el sueño se hacía preguntas tales como: ¿Será que el Señor me abandonó para siempre? ¿Se habrá acabado su misericordia y por eso sus promesas no se cumplen? ¿Se habrá terminado la piedad del Señor…? El salmista no hallaba respuestas, hasta que en un momento se dio cuenta de que el problema no era Dios. “Dije: Enfermedad mía es esta; traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo” (v. 10).

Asaf salió de su depresión espiritual haciendo memoria de lo que Dios había hecho en el pasado. Al recordar esas historias su fe empezó a despertar. Los testimonios sobre las intervenciones poderosas de Dios en diferentes situaciones comenzaron a motivar su espíritu para alabarle. Asaf pudo decir: “Oh Dios, santo es tu camino; ¿qué dios es grande como nuestro Dios?” (v. 13). ¡Aleluya! ¡Si hoy estoy vivo es por su poder! ¡Si estoy en medio de un problema, Él me mostrará una vez cuán grande es! ¡No hay nadie como nuestro Dios!

El mismo Asaf debió recordar cuán fiel y misericordioso es Dios. “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre”. (Salmo 73:25-26).

Si te encuentras en una situación parecida a la Asaf, ¡recuerda quién es tu Dios! Tu vida misma es un testimonio de su existencia, intervención y poder. Si Dios actuó anteriormente, ¿no lo hará otra vez? ¡Nuestro Dios no cambia y su fidelidad es para siempre!

Cortesía Pastor Pablo Giovanini Iglesia Cristiana Renacer Lynn

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