“No verá hombre alguno de estos, de esta mala generación, la buena tierra que juré que había de dar a vuestros padres, excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá, y a él le daré la tierra que pisó, y a sus hijos; porque ha seguido fielmente a Jehová.” Deuteronomio 1:35-36.

Caleb tenía un espíritu diferente. Nunca permitió que las presiones de sus parientes, las murmuraciones de sus amigos, las opiniones nefastas de sus compañeros dominaran su entusiasmo por conquistar las promesas divinas. Por eso Dios dijo que él disfrutaría de la tierra prometida, porque “siguió fielmente a Jehová”.

Dios premió su fidelidad. Después de transitar más de cuarenta años junto con el pueblo de Israel por el desierto, cuando llegó la etapa de conquistar, le fue entregada la tierra de Hebrón. “Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. Dame, pues, ahora este monte…” (Josué 14:10-12).

En hebreo, fidelidad corresponde a la palabra “aman” que significa “estar seguro, ser duradero, confiar, creer”. De este verbo se deriva la palabra “Amén”, expresión que certifica que lo que se ha dicho se cumplirá.

Dios también espera que nosotros seamos fieles. “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.” (Apocalipsis 2:10b). No es una opción, debemos ser fieles.

Las presiones a las que estamos sometidos no deben dar lugar a la tibieza. Nuestra fidelidad a Dios debe permanecer intacta. No podemos abandonar la adoración personal a Dios a pesar de los problemas. No debemos comenzar a ser flexibles con el pecado. No importa los tiempos que nos toque vivir, nuestra fidelidad a Dios no es negociable.

Debemos continuar la carrera que tenemos por delante con la mirada puesta en Jesús. El día que digamos como Pablo: “He acabado la carrera”, ese mismo día el Señor nos dirá: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor.” (Mateo 25:21).

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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