“El Señor respondió: Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decirle a este árbol: Desarráigate y plántate en el mar, ¡y les obedecería!” Lucas 17:6.

Siempre que leemos este pasaje, creemos que Jesús está poniendo la atención en una medida de fe, entonces pensamos: “Si con un granito de mostaza de fe se puede trasladar un árbol…. yo no tengo ni un átomo de fe”.

El Señor les dijo estas palabras a sus discípulos, pero no les reprocha que no tengan fe, porque realmente sabía que eran “hombres de poca fe”. Entonces, ¿por qué Jesús usa esta parábola?

Lo que quería enseñarles es que la verdadera fe debe crecer. Comienza siendo pequeña como un grano de mostaza, pero como toda semilla hay que plantarla para que crezca. Quien siembra, lo hace “creyendo” que de cada semilla nacerá una planta del tamaño que Dios le asignó.

La Biblia nos dice que hay salvación a través del sacrificio de Cristo en la cruz. Cuando creemos en lo que el Señor nos ofrece, nuestra fe tal vez sea tan pequeña como un grano de mostaza, pero a partir de ese momento debería empezar a crecer.

En Lucas 13:16 Jesús lo explica de esta manera: “Es semejante al grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su huerto; y creció, y se hizo árbol grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas.”

Detengámonos a pensar por un momento en nuestra fe. ¿Cuánto ha crecido? ¿Hemos aprovechado bien las oportunidades que el Señor preparó para fortalecer y aumentar nuestra fe?

No importa cuánto tiempo tengamos de ser cristianos, Dios quiere que continuemos creciendo en fe.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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