¿CUÁNTAS VECES TENEMOS QUE PERDONAR?

Mateo 18: 21 Entonces Pedro se acercó a Jesús y le dijo:

—Señor, ¿cuántas veces debo perdonar a mi hermano si no deja de hacerme mal? ¿Debo perdonarlo aun si peca contra mí hasta siete veces?

22 Jesús le dijo:

—No sólo siete veces, sino que debes perdonarlo hasta setenta y siete veces

Creo que la pregunta que hizo Pedro aquí en este pasaje, es una de las preguntas más difíciles que pudo hacer cualquier discípulo al Señor Jesús. Y es uno de los temas más difíciles de tratar, ya que la falta de perdón muchas veces se anida de forma continua en nuestro corazón.

Es difícil perdonar y es cierto, porque somos seres que tenemos alma y los sentimientos muchas veces están por encima de nuestro espíritu. Para muchos, perdonar puede ser una tarea sencilla cuando se trata de una pequeña ofensa, pero que difícil es perdonar cuando hemos sido heridos, maltratados, o humillados. 

Ahora bien, si es difícil perdonar más difícil es vivir desde el rencor. Pues quien vive atado por esta hostilidad nunca podrá apreciar la plenitud de la vida.

Existen personas que viven su día a día con una falta de perdón en su corazón por un trauma de la infancia; y no solo no perdonan a su agresor, sino que además viven en descontento con todos los que les rodean.

Si vemos el ejemplo de Jesús, aún en la cruz, siendo maltratado, juzgado injustamente y humillado, su exclamación fue: ¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hace!

No puedes guardar rencor 

Levítico 19: 18 No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. 

Físicamente, puedo decirte que guardar rencor es el detonante para vivir una vida en estrés, desesperación y amargura. El malestar interior que podemos sentir cuando no terminamos de perdonar a alguien puede ser el detonante de muchos males en nuestro cuerpo.

Incluso, hay estudios que dicen que la falta de perdón o el resentimiento, es uno de los causantes de enfermedades en los huesos, o problemas en el corazón. Además, quien siempre maneja su vida acentuando la ira, puede producir malestares hepáticos en su cuerpo.

El resentimiento incluso nubla nuestra visión y hace que antepongamos lo que creemos, con una capacidad muy nula para escuchar o entender a los demás.

Si eres de quien tiene una herida en el pasado por algo que te hicieron y no buscaste sanar, sino que decidiste atesorar el rencor en tu vida, entonces vivirás atado a la amargura, la frustración, y le harás daño a los que están a tu alrededor.

Sentimientos como el rencor no pueden ser sanados de forma superficial, debes siempre buscar la raíz y pedir a Dios que te sane completamente.

¿Cómo sanar una herida?

Salmo 147: 3Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas.

Las heridas deben ser bien tratadas. Si alguna vez has tenido una herida profunda sabes que no puedes darle un trato sencillo, debes acudir a un especialista o un médico, para que te atienda.

Lo mismo pasa con las heridas del alma.

No tiene sentido intentar sanar a la fuerza, o diciendo que has olvidado la ofensa, cuando no es así. Solo podrás librarte del rencor si te acercas a Jesús y buscas la cruz, es la única manera de encontrar la libertad plena.

Por mucho tiempo he escuchado personas decir que han perdonado, pero solo es una mera frase, pues no hay nada real en esto. Si cada vez que recuerdas el pasado, o la circunstancia que te llenó de rencor, lo haces son rabia, dolor o irritación, entonces no has perdonado.

Con el tiempo Dios sana tus heridas, Dios restaura tu corazón, él va calmando ese torbellino de emociones y él va consolando tu alma. No hay otra forma de perdonar, si primero no te acercas a Dios y pides que reconstruya tu corazón.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
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