FRUTOS DEL ESPÍRITU: ¿QUÉ TAN DIFÍCIL ES SER CRISTIANO?

Cuando hablamos de la fe de un Cristiano, muchas personas piensan en un ser sobrenatural que es incapaz de equivocarse. Incluso, algunos consideran que las emociones de un cristiano deberían ser inmutables, es decir, no sentir rabia, enojo, o cualquier cosa semejante, pues ya se les considera como pecado.

Cuando leemos a profundidad las escrituras, podemos ver que muchos hombres de Dios llegaron a equivocarse en su vida de fe, y esto no los apartó de la promesa que el Eterno tenía para ellos.

Lastimosamente, hoy en día una persona que busca a Dios con todo su corazón, no puede fallar, porque sencillamente será juzgado por aquellos que dicen estar más cerca de DIOS con sus actos.

Y con esto no quiero hablar de apostasía, o decir que podemos hacer lo que “queramos” porque igual Dios no va amar, sino más bien entender que la gracia de Dios aplica para nuestras vidas de manera sobrenatural.

Un sencillo ejemplo para quienes son padres; puede que tu hijo falle y te sientas por un momento herido por su actitud, pero ¿lo dejarías de amar por sus fallas?, creo que la respuesta es no, porque el amor del padre es incondicional.

Ahora bien, aunque somos seres naturales como cualquier otra persona, nuestra vida de fe nos hace diferentes y en algunas ocasiones, puede que parezca difícil demostrar nuestras convicciones frente a otras personas, o difícil que otros entiendan lo que somos, pero podemos empezar manifestando los frutos del espíritu.

Gálatas 5: 22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, 23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

Como dice la escritura en Gálatas 5, dice que el fruto del espíritu es amor, lo que quiere decir que es importante erradicar o sacar de nuestra alma todo sentimiento de odio, o rencor que por tiempo nos ha dominado.

El espíritu de una persona de fe es Gozo, y porqué tantos vivimos atados a ciclos de amargura y no salimos de esa cárcel. No sé trata de que nunca puedas fallar, se trata de que como persona de fe, sobrepongas los frutos del espíritu por encima de cualquier cosa.

Y así para con los demás frutos del espíritu que nos enseña la biblia.

Ahora bien, que pasa cuando no sabemos aguardar los frutos, sino que caminamos en nuestra carnalidad. Esto ocurre y solo empezamos a manifestar los frutos de la carne, y allí es donde empieza la dualidad de todo creyente.

Como lo dice la biblia en Gálatas 5: 19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Cuando hemos decidido buscar al señor, debemos buscar la forma en que los frutos de la carne mueran en nosotros. Es allí donde para algunos “ser cristianos” puede parecer difícil, pues no están dispuestos a morir a su propia carnalidad.

Ante cualquier escenario debemos aprender a manifestar los frutos del espíritu y no dejarnos dominar por la carnalidad que muchas veces aflora en nuestras vidas.

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