“Los habitantes de la isla, al ver la serpiente colgando de su mano, se decían unos a otros: ‘¡Sin duda este es un asesino! Aunque se salvó del mar, la justicia no le permitirá vivir’; pero Pablo se sacudió la serpiente en el fuego y no sufrió ningún daño. La gente esperaba que él se hinchara o que cayera muerto de repente; pero después de esperar y esperar y ver que estaba ileso, cambiaron de opinión y llegaron a la conclusión de que Pablo era un dios.” Hechos 28:4-6.

Pablo viajaba a Roma para ser enjuiciado por el Cesar. El apóstol sabía que debía llegar a la capital del mundo porque Dios se lo había revelado. En el viaje el barco naufraga, pero todos se salvan gracias a las indicaciones de Pablo. No, no era el capitán, pero era el único que tenía dirección de Dios.

Cuando llegaron a la isla de Malta, mientras Pablo recogía leña, una serpiente venenosa se prendió en su mano. ¡Lo que le faltaba! Cuando vieron esto, todos dijeron que era evidente que Pablo era un malhechor y que “la justicia divina no lo dejaba escapar”. ¡Que rápidos fueron para sacar conclusiones! ¡Qué fácil es juzgar con tan poca evidencia! Sin embargo, Pablo no se defendió, no dio ningún tipo de explicación; si el Señor le había dicho que debía llegar a Roma, ¿cómo iba a morir picado por una serpiente?

El tiempo pasaba y no le pasaba nada a Pablo, entonces los que antes le habían acusado de malhechor, ahora pensaban ¡que era un dios…! ¡Wow, qué cambio!

Pero el apóstol no prestó atención a estos comentarios. Para él, la única opinión que contaba era la del Señor. Nunca se preocupó por “el qué dirán”. El Gálatas 1:10 dice: “Queda claro que no es mi intención ganarme el favor de la gente, sino el de Dios. Si mi objetivo fuera complacer a la gente, no sería un siervo de Cristo”.

El apóstol Pablo usó sus circunstancias como una oportunidad para ser ejemplo de la manera en que se deben manejar los conflictos, críticas y halagos desmedidos. Su único interés era agradar a Cristo y cumplir con la misión que le había dado.

Que nosotros también vivamos para agradarle a Él y hacer su voluntad.

Cortesía Pastor Pablo Giovanini
Iglesia Cristiana Renacer en Lynn, MA

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